¿Le has dado gracias a tu cuerpo alguna vez? Quizás alguno de vosotr@s lo veis extraño...
Agradecer nos permite ser felices.
Si no valoramos lo que tenemos, ¿cómo podemos disfrutar? Comparto con vosotros mi carta de agradecimiento a mi cuerpo:
"Gracias cuerpo por sostenerme día a día. Tu amor hacia mi es incondicional. Pocas veces pienso en ti y mucho menos te agradezco todo lo que haces por mi. Además, suelo recaer en que existes cuando me avisas en forma de dolor y en lugar de escucharte me quejo y te maldigo. Pero ya no quiero que sea así. Me he dado cuenta de lo importante que eres para mi. Sin tí no existiría. Gracias a ti puedo moverme, caminar, correr, saltar y desarrollar todas las actividades que me apasionan, como mi profesión y bailar. Gracias a ti puedo vivir con todos los sentidos y explorar el mundo: ver los maravillosos paisajes, oler las flores, saborear la deliciosa comida, sentir las caricias, entre muchas otras cosas. Sé que estás conmigo permanentemente, a pesar de la pereza que siento en algunos momentos o los pensamientos negativos que a veces llegan a mi mente y me desaniman. Tú no me dejas nunca, siempre estás allí. Buscas la manera de regenerarte, a pesar de los rasguños y las heridas. Puedo contar con tu energía y estás preparado para acompañarme todos los días, meses y años… hasta el último soplo. Eres un maestro para mi, ¡puedo aprender tanto de ti! Quiero ser como tú: valiente y constante. Agradezco tu compañía inseparable y tus consejos. A partir de ahora te voy a escuchar y observar. Haré lo que pueda para cuidarte. Gracias cuerpo."
No sólo le doy las gracias, sino que también me comprometo con él para cuidarle. Te animo a que tú también observes más tu cuerpo y lo cuides. Puedes empezar con unas respiraciones profundas durante 5 minutos al día para relajarlo.
Lo que va bien para tu cuerpo, va bien para ti.